10 pasos para cultivar un jardín de hortalizas productivo

10 pasos para cultivar un jardín de hortalizas productivo

Pocos intentos relacionados con la jardinería son tan placenteros o gratificantes como cultivar uno mismo sus propias hortalizas. El mero placer de pasear por el jardín mientras se observa la cosecha de tomates, alubias, pepinos y otras hortalizas similares para la comida de ese día, sólo se acentúa sabiendo que uno está disfrutando del producto más fresco, con más sabor y más nutritivo que la naturaleza puede crear.

El cultivo de hortalizas no es tan diferente a otro tipo de cultivos. No obstante, existe menor margen para cometer errores. El cultivo de hortalizas exitoso está relacionado con la consistencia; es necesario asegurarse de que las condiciones para el cultivo se mantengan de forma adecuada durante toda la temporada de crecimiento. Si deja a las plantas sin agua por un período corto o si se olvida de fertilizarlas, podría sacrificar una buena parte de la cosecha.

Siga estos 10 pasos que le ayudarán a disfrutar de la prodigalidad de un jardín de hortalizas productivo:

1. Elija variedades que se adapten a su zona. No todas las variedades de hortalizas se desarrollan bien en todas las zonas. Consulte en el vivero o en la oficina de extensión locales cuáles son las mejores variedades para la zona donde usted vive. Pueden existir variedades que resisten enfermedades específicas para su área, o que producen mejores cultivos dentro de las condiciones climáticas de su área.

2. Plante en la época adecuada del año. En los paquetes de semillas generalmente se indica la época apropiada para plantar. En algunas áreas, los períodos de plantación son muy restringidos y debe hacerlo en el momento preciso para obtener una cosecha abundante. En otras áreas, se puede plantar muchas veces a lo largo del verano y se puede mantener una temporada de cosecha más prolongada. El vivero o la oficina de extensión cooperativa locales son la mejor fuente de información para conocer las fechas locales.

3. Prepare la tierra correctamente antes de plantar. Utilice cantidades generosas de materia orgánica como por ejemplo abono orgánico o fertilizante orgánico. Si no usa un fertilizante orgánico, que ya contiene nitrógeno, utilice también un fertilizante completo.

4. Plante correctamente. Siembre las semillas a la profundidad y en el espacio apropiados siguiendo las indicaciones de los envases de semillas. Las hortalizas que se planten muy cerca unas de otras no darán una buena producción. Si realiza transplantes, evite plantarlos muy profundamente porque los tallos se pueden alterar y decomponer; utilice el desplantador para cavar un hoyo lo suficientemente profundo como para que la parte superior del cepellón esté al mismo nivel que la superficie del suelo.

5. Riegue en forma sistemática. Mantenga constante la humedad del suelo para que las plantas no se sequen, pero no riegue en exceso. Riegue de manera profunda y luego deje que la tierra se seque parcialmente antes de volver a regar. El riego irregular reducirá la producción en la mayoría de las hortalizas y hará que otras, como los pepinos y la lechuga, tengan un sabor amargo. La instalación de un sistema de irrigación por goteo conectado a un temporizador automático es la mejor opción.

6. Fertilice con regularidad. Mantener un crecimiento vigoroso es muy importante para casi todas las hortalizas. La mayoría se debería fertilizar con un fertilizante con nitrógeno como mínimo cada 4 o 6 semanas. Sin embargo, tenga cuidado de no fertilizar en exceso, esto puede provocar que algunas hortalizas, en especial los tomates, tengan menor producción.

7. Abone. Una capa de 2 a 3 pulgadas de materia orgánica aplicada sobre las raíces de las plantas de hortalizas enfriará el suelo, reducirá las malezas, y ayudará a prevenir las fluctuaciones de humedad de la tierra que arruinan la calidad.

8. Elimine las malezas. Las malezas compiten con las hortalizas por el agua, los nutrientes y la luz solar y, en consecuencia, reducen la producción. Saque las malezas con la mano y cultive la tierra con frecuencia para minimizarlas.

9. Coseche con frecuencia. Muchas hortalizas, en especial las alubias, las calabazas los pimientos y los pepinos, dejan de producir si no se las cultiva con frecuencia. Coseche con frecuencia. Si no puede consumir todo lo que recoge, comparta con amigos y vecinos.

10. Controle las plagas de insectos. Muchos insectos disfrutan de las hortalizas frescas tanto como usted. Esté atento al daño que producen los insectos y proteja sus plantas con una solución cuya etiqueta indique que puede ser usada en hortalizas.

 



Fuente: es.bayeradvanced.com/articulos

Comentarios